Esta mañana me he despertado con un programa radiofónico, disculpar que no recuerde el nombre, que anunciaba el comienzo de las vacaciones de Semana Santa, y los nuevos destinos de la gente relacionados con la crisis económica.

De forma resumida, se comentaba como la gente, a consecuencia de la crisis, cambiaba el destino, volviendo al pueblo familiar por la playa de años anteriores. Hasta ahí todo correcto. Es cierto que de nuevo, en los pueblos, aumenta las vacaciones familiares, y se vuelve a ver a gente a la que se tenia perdida la pista desde hace muchos años.

Ilustrando el reportaje se ha emitido una encuesta de personas que relataban como iban a pasar estos días. Y aquí es donde llega mi sorpresa. Las contestaciones marcaban un disgusto de tener que ir al pueblo  en lugar de un destino similar a años pasados. Frases tipo «me voy con la familia»,  » pasaremos unos días con familia a la que no he visto en años», «que se le va a hacer», «otro año sera diferente».

¿por que nunca nos conformamos?, ¿no es acaso una suerte poder disfrutar de unos días? Es este el asunto que me preocupa. En lugar de valorar poder disfrutar de unas merecidas vacaciones, nos apena otras cuestiones. No solo deberíamos valorar lo que tenemos, las posibilidades que nos ofrece la vida, sino que además tendríamos que pensar que es un lujo, una suerte, y un valor añadido, que otros no disponen.

Puede sonar a tontería, pero si lo llevamos al día a día, al entono laboral, personal, social. seguro que lo vemos de otra forma.

Hay que ser positivo en todo. Aunque las cosas vayan mal, aunque sea difícil  debemos sacar consecuencias positivas, y valorar lo que tenemos. Por lo general, solamente los problemas graves, nos hacen olvidar los sencillos. Y eso nos lleva a no saber disfrutar del día a día.

Asi que por favor, disfrutemos lo mucho o poco que tengamos. Merece la pena el esfuerzo. Smile!!

Y por cierto, volver de las vacaciones!

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