Leyendo el libro de Dov Seidman, «How, Por qué COMO hacemos las cosas significa tanto» he descubierto una teoría relacionada con los estudiantes sobresalientes en la carrera, los notables y los que simplemente aprobaban. No me cabe ninguna duda que a la mayoría de la gente le encantaría estar dentro del primer grupo, alumnos con un excelente dominio de la materia, trabajadores, responsables y capaces de desarrollar delante de un folio en blanco esos conocimientos.
Sin embargo, a la hora de abandonar la universidad y comenzar lo que yo llamo «el viaje a la excelencia en el trabajo», se ha observado que atendiendo a los tipos de alumnos descritos anteriormente cada grupo lleva un tipo de mochila bien diferente.
Efectivamente los alumnos sobresalientes tienen la materia absolutamente interioridad e integrada. Su forma de ser les hacen pensar de forma profunda. Reflexiones acordes a su metodología. Han sabido desarrollar un poder donde ponen en práctica sus cinco sentidos, y consiguen metas muy altas. Sus logros académicos son proporcionales a su progreso laboral.
Por otro lado, los alumnos aprobados, entre los que me incluyo sin ningún tipo de duda, tienen la dificultad de conseguir expresar sus conocimientos, no son tan capaces de demostrar lo aprendido y por alguna razón tienen alguno de los sentidos en estado off. Pero curiosamente, una vez recorrido el camino, y habiendo tardado mucho mas que los primeros en llegar a la cumbre, consiguen un progreso nada proporcional a sus logros académicos.
Curiosamente el alumno notable es el que no logra la misma proporcionalidad. Es capaz de conseguir una media mas que interesante, se encuentra cómodo en ese escalón, nunca llega al primer grupo, pero tampoco baja al grupo de los aprobados. Y es en este inmovilismo donde sin quererlo comete su error.
Progresar es una palabra dinamica, nada estática. El éxito reside en el progreso continuo. Y precisamente el inmovilismo donde se observa que las personas que forman este grupo no llegan a alcanzar el éxito como los sobresalientes, cosa lógica, pero que del mismo modo, son superados por los aprobados, ya que estos han necesitado utilizar ciertas destrezas para poder sacar el curso académico.
Como indica el sabio budista zen Daisertz, «Si uno realmente desea ser maestro en un arte, no basta el conocimiento técnico. Uno necesita trascender la técnica para que el arte se convierta en un -arte sin arte- que surja del inconsciente»
Para llegar a la meta de la excelencia, uno debe centrase en el proceso, no en las reglas del juego. Apliquemos la búsqueda del cómo y no nos perdamos en el qué. Como indica el autor, Dov Seidman, «Para llegar a la colina del notable a la del sobresaliente, hace falta algo mas que instrucciones y reglas; hace falta valentía, tenacidad e inteligencia emocional.»
No te quedes atrapado en el inmovilismo y dedica cierta parte de tu tiempo a desarrollar el How.
¿te has acordado, al leer este artículo, en algún compañero de universidad o de trabajo?
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